miércoles, 28 de julio de 2010

Cuando el fútbol fue poesía por Jorge Duarte

Publicado por Poetas Anónimos en 13:40
Para entender lo que sucede hay que ser consiente del sentido poético que se esconde tras un velo de vulgaridad. Porque ante tantos momentos de esplendor y tantas caídas no queda más que rendirse a los pies de la evidencia y reconocerlo. Esto no es normal, claro. Pero no es normal porque la historia de pujas con los poderosos, de rebeldía; la historia de alguien que de la miseria logró poner el mundo a sus pies para luego caer en las tinieblas y levantarse y volver a caer y volver a levantarse, logran convertir la trayectoria de un jugador de fútbol, en algo que lo trasciende y que incluso no puede ser controlado.
La función de una tragedia cuál es sino la de despertar las emociones más sublimes. Y en este juego trágico el héroe encarna las emociones en persona, por su camino, por su proceso, por sus acciones y omisiones, por sus contradicciones, por sus caídas y sus victorias. El debe ser, ese deber ser ineludible, es el que marca el camino del destino. Es el mismo deber ser que logra la mutación fantástica de lo que anteriormente conocíamos como un hombre común en un héroe. Es ese transcurrir irrevocable lo que lleva a un ser mundano, imperfecto, a situaciones que nunca hubiera imaginado o esperado, y genera escenarios extra-ordinarios. Así las cosas, las personas sin contrastes no son adecuadas para encarnar ese rol de héroes trágicos, reservados a un selecto grupo. Nadie con características que excedan las propias limitaciones de los hombres comunes (con quienes nos identificados) podría detentar ese rol. Rol que bien el cabe al único héroe de la historia del fútbol: Diego Armando Maradona.
El recorrido de Maradona, además de ser extraordinario por poseer virtudes innegables y únicas, vislumbra poesía. Esa persona que detenta un vínculo casi sobrenatural con un elemento material (la pelota) y logró evadir una cantidad inigualable de rivales de una potencia futbolística y política en un mundial del deporte más popular del mundo, ha atravesado una suma inigualable de vaivenes morales que lo acercan y lo hacen uno con las situaciones reservadas para los simples mortales. Porque Maradona encarna la resistencia no sólo futbolística, sino cultural a una manera de concebir la vida. Una manera sencilla de hacer las cosas, en un mundo de complejidades que lo quiere alejar de su lugar natural: La cima del fútbol mundial. Maradona encarna, desde su deber ser, el David. Representa un icono de resistencia y belleza. Dos de sus virtudes.
La belleza en su camino no sólo nace de cada contacto suyo con un balón, o de esas jugadas inexplicables para la física actual o de sus goles inverosímiles, sino de su recorrido heroico. He aquí la clave. Un simple mortal, casi como cualquier otro, en situaciones que no son para simples mortales, resistiendo contra poderosos, pero también cayendo y levantándose, con falencias morales, y con errores dolorosos. Maradona resiste no sólo a instituciones, a imposiciones y a poderosos, resiste principalmente desde una manera de ver el mundo y de ver la vida. Una forma de vivir y sentir apasionadamente que representa la sociedad en la que vive y la refleja. Maradona, es el único héroe y espejo que hoy representa las emociones de los argentinos. Hasta que no entiendan eso, no van a poder jamás llegar a comprender el fenómeno que genera. Tampoco van a entender jamás que Sudáfrica 2010 representaba el regreso del héroe al lugar que siempre le perteneció por derecho propio y que el destino le negó por esas cosas inexplicables.
En el peor de los casos el odio al reflejo esconde el odio por uno mismo...


Jorge Duarte (enviado a eldiegonoseva@yahoo.com.ar)

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